La influenza es lo que normalmente conocemos como gripe y se trata de una enfermedad respiratoria contagiosa causada por los virus de la
influenza. Esta puede provocar enfermedades que van desde cuadros leves hasta graves, los que incluso pueden poner en peligro la vida. Según el doctor Fernando Martínez, médico broncopulmonar de HELP estamos ante una enfermedad "altamente contagiosa y que se trasmite directamente de persona a persona, a través de secreciones respiratorias y por contacto de artículos contaminados".
La presencia de la influenza proviene desde la antigüedad, llegando a ser considerada como una causante de epidemias y pandemias, debido a que afecta a todos los grupos etáreos, aunque especialmente a la población mayor de 65 años y lactantes. Es una de las enfermedades con mayor morbimortalidad en el mundo entero. El virus en sí pertenece a la familia de orthomyxoviridae, que se distingue porque en su superficie presenta dos glicoproteínas: hemaglutininas y neuraminidasas, que son útiles en su tipificación. En el se reconocen cuatro géneros: Virus influenza A, virus Influenza B, virus Influenza C yThogotovirus. En el primer grupo se encuentran 4 subtipos de acuerdo a sus diferencias genéticas y serológicas en estas proteínas de superficie y de los genes que las codifican, y de éstos, los que se han identificado como responsables de las pandemias son: H1 N1 y H2 N2.
Esta patología se manifiesta de manera súbita, sin avisos previos y comienza provocando fiebre alta (sobre 38 grados) la que dura entre dos y tres días (llegando en algunos casos a la semana). A esto se le suma un cansancio o debilidad que pueden ser extremos en el caso de los adultos mayores, pudiendo prolongarse hasta por cinco días. Frecuentemente se presenta también romadizo, por lo que podría confundirse con un resfrio o gripe normal. Las personas sufren de dolor de cabeza, dolor al tragar, tos, dolor muscular, dolor a las articulaciones y la molestia frente a la luz. Todos estos síntomas que pueden durar más de una semana.
Asimismo, en algunos casos pueden aparecer problemas estomacales (como nauseas, vómitos y diarrea) y otitis, aunque estos síntomas son más frecuentes en los niños. El virus de la influenza también puede agravar los síntomas de otras enfermedades que las personas ya padecen, como por ejemplo: insuficiencia cardiaca, diabetes, neumonía por sobreinfección bacteriana, deshidratación y otras. La dificultad para respirar es una de las complicaciones más graves que se pueden presentar en los niños. Esta enfermedad es una patología de alta morbimortalidad y con altos económicos, por lo que la
prevención resulta fundamental cuando se sospecha de épocas de epidemia.
Un problema país
La influenza a nivel nacional registró más de 420 contagios y una
treintena de muertos, tres de ellos en la Región de Los Ríos, quienes se trataban de personas que debían vacunarse, ya que padecían enfermedades crónicas de base. Además,
15 fallecidos en la región de Tarapacá, 5 en Antofagasta y uno en Arica, entre otros. Ante esto, el Seremi de salud, insistió en el llamado a la población a vacunarse contra la enfermedad en un proceso que comenzó en marzo de 2013, especialmente a los denominados grupos de riesgo - niños y adultos mayores – quienes podían acceder a la dosis de manera gratuita en los centros hospitalarios, consultorios, postas rurales y vacunatorios públicos o privados en convenio de todo el país.
La campaña de vacunación comenzó específicamente el 18 de marzo cuando el Ministerio de Salud implementó su programa de
vacunación contra el virus de la influenza en todo el país. Esta iba dirigida a los grupos más vulnerables de la población con el objetivo de prevenir las graves complicaciones que esta enfermedad puede provocar y que pueden llegar a la muerte. Lactantes de entre 6 y 23 meses, mayores de 65 años, mujeres embarazadas desde la 13ª semanas de gestación, enfermos crónicos, trabajadores de avícolas y de criaderos de cerdos y personal de Salud eran los focos centrales de esta campaña de inmunización. En 2013 el programa de vacunación contra la influenza se anticipó dos semanas, ya que la Organización Mundial de la Salud informó que tanto en Estados Unidos como en Centroamérica, el brote del virus se adelantó, lo que trajo consigo un mayor número de personas contagiadas.
El Ministerio de Salud adquirió 3 millones y medio de vacunas, distribuidas en 15 regiones y más de 17 millones de habitantes. Además, lanzó campañas de prevención e información para los ciudadanos, con el objetivo principal de derribar mitos respecto a la patología y mantener informada a la población respecto a las formas de contagio. Esta se representaba a través de folletos, spots publicitarios y gigantografías, junto con propaganda en redes sociales, en las que se les explicaba a los chilenos las principales formas de trasmisión. Esta era de persona a persona, a través de gotitas que quedan suspendidas en el aire después de toser, junto con la posibilidad de adquirir la infección cuando se tocan objetos contaminados con gotitas provenientes de una persona infectada y se llevan a la boca o nariz sin lavarse previamente las manos.
Ante esto, el llamado fue a tener precaución con el lavado de manos, con protegerse al estornudar y sobretodo con acceder a la vacuna, la que idealmente debe ser anual. Esta proporciona protección contra la influenza pandémica A/H1N1 y otros dos virus, influenza A/H3N2, e influenza B y se hace efectiva dos semanas después de ser administrada, debido a que es en este periodo cuando el organismo desarrolla protección, aunque sólo contra estos virus, no otros.